Soy muy permeable, todo lo que sucede a mí alrededor me incumbe. Conejeras que aspiran el aire que circula cerca de ellas.
Todo, el estado de humor de los demás, los demás, y las cosas, el clima, y los olores, - ¿qué me decís de los olores?, ¡máquinas del tiempo! -, todo se aspira. En este permearlo todo no obstante interviene la esquizofrenia, el heterónimo, el otro yo omnipresente. En ese juego de medir la realidad y el universo propio transciende la persona. Los sentidos son independientes.