Soy un hombre sin muda
instalado en un profundo océano
cerca de su ombligo
y aún no tengo prisa.
Peina mi mano el aire
recogiendo recuerdos
hastiadas mariposas en sus últimos vuelos
muertes.
Redobles cardiacos
relojes sometidos a la estupidez
magias desentrañadas
siempre la misma ropa en los mismos huesos
No sufro,
no siento,
no muero,
no estoy y no me he ido.
Y sin temor insisto
no agonizo
no quiero que se acabe pues no ha empezado nada
la materia.