Pasar un trapo por la hoja de la planta de plástico de la habitación del hospital
No es un pasatiempo
No es una tontería
No es un ritual si quiera
Sólo es dedicar tiempo a pasar un trapo por la hoja de la planta de plástico de la habitación del hospital
¡Y es tan absorbente…!
La luz pasa por la cortinilla de olores indescifrables, nuestro olfato está atorado por el alcohol y la naftalina. La planta ha perdido su verdor químico pero allí está, para que la abuela la acaricie con un trapo mientras su nieta se desangra en la cama, tras ser masajeado su entresijo por un médico.
La planta, el planeta, la galaxia, el tiempo, el espacio, la gente, las golosinas prohibidas de los niños embelesados con la televisión, no pueden alejarse del aoristo de la mera existencia.