
“Es una pena que todo haya de estar entre rejas por culpa de la inseguridad”, escuché el comentario del hombre simple y vi los columpios del parque y el parque entre rejas para disuadir el vandalismo, y vi las máquinas de bebidas y alimentos del parque entre rejas, para evitar que fueran robadas… en seguida pensé en las rejas de Guantánamo. El hombre seguía con su perorata en medio de un círculo de aduladores que lo admiraban y reafirmaban cada comentario suyo con gestos y gritos como si fueran la audiencia de un furioso predicador… “antes podías dejar la puerta de tu casa abierta, ahora tienes que mirar debajo de la cama antes de acostarte”,… a mí me vino a la memoria los centros de “acogida” de inmigrantes “ilegales” y las cárceles abarrotadas, yo también pensaba en las rejas. En esto pasó un pobre y se hizo el silencio, al lado un coche con las ventanillas abiertas paró en el semáforo en rojo y desde su interior se escuchó Cinema de Satie que se hizo dueño del lugar. El semáforo se puso verde, el coche se fue, el pobre se había perdido y el hombre simple empezó a hablar otra vez,… me marché notando latir las rejas que tapaban las ventanas, las persianas metálicas de las puertas de los comercios, los candados en las motocicletas…