sábado, marzo 24, 2007

El cachorrillo

Ha sido maravilloso… No sé cómo lo puedo contar en un poema, o si acaso decirlo en un relatillo, aunque es tan simple a la vez de hermoso que lo cuento y es suficiente. Salí de mi casa a por tabaco al bar que se encuentra a unos cuatrocientos metros, y por el camino recto que linda con la huerta, de entre las matas de alcachofas, (estaba atardeciendo), saltó un cachorrillo y mirándome gimió. Le dije alguna cosa bonita y siguió mi camino. A los pocos metros oí de nuevo el gemido, sí, el cachorrillo me seguía pegadito a los pantalones. Así llegamos al bar, durante el camino alguna cosa bonita le dije. Cuando salí el cachorro aún estaba, y como si lo estuviéramos haciendo toda la vida, empecé a andar y él salio disparado a seguir mi marcha pegadito a los pantalones.

Andando doscientos metros me agaché y lo acaricié, le pregunté si se había perdido, o si algún malvado le había dejado allí abandonado, me incorporé y seguí mi marcha, el cachorrito conmigo. Avanzado el camino de vuelta empecé a pensar en quedármelo y de pronto, un ladrido potente nos paró a los dos. En frente, una enorme perra apareció, el cachorro se tiro panza arriba gimiendo y yo me separé un poco de él. Cuando la perra se cruzó conmigo me echó una mirada de desconfianza y enseguida, entre sus fauces, cogió al cachorrillo llevándoselo. Sería su madre, supongo… Sino ¡pobre!

No hay comentarios:

Bitácora anarquista de literatura, desfases, opiniones, anecdotarios, y demás adentros que se echen afuera. El Perro apoya al pueblo en cualquier acción de respuesta que por justicia ejerza. Que explote la bomba.