
Usted habrá oído hablar, naturalmente, de esos pequeños peces brasileños que atacan por millares al imprudente bañista y en algunos instante, le limpian, con pequeños y rápidos mordiscos, hasta dejar el esqueleto inmaculado. Pues bien, esa es su organización. ¿Quiere usted una vida limpia?, ¿como todo el mundo?. Usted responde, sí, naturalmente. ¿Cómo responder que no?. De acuerdo. Le vamos a limpiar. Ahí tiene una profesión, una familia, tiempo de ocio organizado. Y los menudos dientecillos se lanzan a la carne hasta el hueso...
La caída/ Albert Camús
No hay comentarios:
Publicar un comentario