Una vieja despertándose en la habitación del hospital, suelta la mano de su marido conectado a la máquina, se dirige a la ventana para observar el amanecer, mira la frondosa copa del pino próximo, y sorprendiéndose por el silencio exclama: ¡qué raro, no cantan, y eso que yo soy la cantamusa de los pájaros!... Solloza y regresa al regazo de su hombre moribundo.
Bitácora anarquista de literatura, desfases, opiniones, anecdotarios, y demás adentros que se echen afuera. El Perro apoya al pueblo en cualquier acción de respuesta que por justicia ejerza. Que explote la bomba.
lunes, enero 16, 2006
La cantamusa de los pájaros. Crónicas hospitalarias
Una vieja despertándose en la habitación del hospital, suelta la mano de su marido conectado a la máquina, se dirige a la ventana para observar el amanecer, mira la frondosa copa del pino próximo, y sorprendiéndose por el silencio exclama: ¡qué raro, no cantan, y eso que yo soy la cantamusa de los pájaros!... Solloza y regresa al regazo de su hombre moribundo.
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