Conocí esta semana a un tipo muy interesante, un traductor de chino que trabaja para varias empresas de la zona. El caso es que el tipo también ha traducido novelas del chino al inglés y preguntándole por la dificultad a la hora de trasladar las realidades chinas a las realidades occidentales, me contestó que lo peor no era eso, sino decidir si traducir teniendo en cuenta cuándo se escribió la novela, o sin embargo traducir evitando la influencia de la contextualización. En el primer caso se tiende a realizar una traducción pedagógica llena de notas y matices, desvirtuando quizá la pureza estética del texto. En el segundo caso puede quedar un texto cuya intención quede desvirtuada por el desapego hacia su contexto. La solución pasa por leer las novelas chinas en chino.
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