viernes, marzo 24, 2006

La era del manual


Contra los manuales.

Antes del siglo XIX, pero en el XIX significativamente, se quisieron hacer compendios del saber para ilustrar al pueblo y alimentar un espíritu crítico que deshiciese por completo la niebla de la ignorancia. La filosofía del manual, del compendio, tiene no obstante dos características que adulteran la intención iluminadora que se pretendiera en principio. La primera característica es intrínseca, cualquier manual es determinado por la intención en la elección de los contenidos que lo componen, luego es unidireccional y parcial. La segunda característica es extrínseca, ante la facilidad de encontrar en un volumen el conocimiento concentrado, el hombre que lee el manual no contrasta fuentes con lo que objetivamente no puede ser crítico sino sólo adherirse a la crítica del manual, que aparece como un todo y sólo es una parte. Hoy, en un tiempo donde se disparan las informaciones sin orden pero con intención en su construcción, el manual arraiga a las personas en el fiel credo de sus contenidos, y aún pareciendo lógico que pudieran existir miles de manuales para un solo tipo de conocimiento esto no ocurre, sino todo lo contrario, se van globalizando los manuales, hasta el punto de que sin darnos cuenta podemos no ser conscientes de la debilidad de las certezas que encierran, y se van afiliando conocimientos a la causa de los manuales, entendiendo conocimiento como conjunto de nociones que constituyen una materia, es decir se van globalizando en un sentido unidireccional los conocimientos para caber en los manuales. Y esto no hay quien lo pare.

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