verano
Amo, en las tardes demoradas del verano, el sosiego de la parte baja de la ciudad, y sobre todo ese sosiego que el contraste acentúa allí donde el día se sumerge en un bullicio mayor [...] Arrastro por allí, hasta que llega la noche, una sensación de vida parecida a la de esas calles. De día, están llenas de bullicio que no quiere decir nada; de noche, están llenas de una falta de bullicio que no quiere decir nada. Yo, de día soy nulo y de noche soy yo. No existe diferencias entre mí y las calles del lado de la Aduana, salvo que ellas son calles y yo alma, lo que puede ser que no valga nada ante lo que es la esencia de las cosas. Hay un destino igual, porque es abstracto, para los hombres y para las cosas -una desiganación igualmente indiferente en el álgebra del misterio-.
Pessoa "Libro del desasosiego"
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